El arquitecto samario Edgardo Luis Arias Pérez fue sentenciado tras un violento ataque en medio de una discusión por herencia, hecho en el que murió su sobrino y resultó herido su padre.
Un juez de la República condenó a 15 años y 2 meses de cárcel al arquitecto Edgardo Luis Arias Pérez, de 59 años, tras aceptar un preacuerdo con la Fiscalía por el homicidio de su sobrino Andrés José Vargas Arias y la tentativa de homicidio contra su cuñado Ulpiano Vargas Castañeda.
Un año prófugo de la justicia
El condenado permaneció prófugo por más de un año, hasta que el 6 de julio de 2023 fue capturado en un apartamento del Centro Histórico de Santa Marta durante un operativo de allanamiento. En ese procedimiento, las autoridades le hallaron un documento de identidad falso con un nombre y número de cédula distintos a los suyos.
Desde ese día fue recluido en un centro de detención preventiva, aunque deberá ser trasladado en los próximos días a la cárcel Rodrigo de Bastidas, donde cumplirá su condena. La defensa del arquitecto apeló la sentencia, argumentando cambios en la tipificación del delito, que pasó de homicidio consumado a tentativa de homicidio en uno de los casos.
La tragedia familiar
Los hechos que desencadenaron el crimen ocurrieron en un apartamento del barrio Jardín de Santa Marta, donde se encontraban varios familiares, incluido el padre del agresor. Según las investigaciones, en medio de la reunión surgió una acalorada discusión por unos documentos relacionados con una herencia.
En medio del altercado, Arias Pérez se exaltó y sacó un arma de fuego con la que disparó contra su progenitor y su sobrino. Las víctimas cayeron gravemente heridas al piso y fueron trasladadas de inmediato a centros asistenciales.
Pese a los esfuerzos médicos, el joven universitario Andrés José Vargas Arias murió minutos después de ser ingresado, mientras que su abuelo logró sobrevivir al ataque.
Una condena con eco en la ciudad
El caso conmocionó a la comunidad samaria, pues no solo se trató de un crimen al interior de una familia reconocida en la ciudad, sino que también estuvo marcado por la disputa de una herencia que terminó de la peor manera.
Con la sentencia, la justicia cerró un proceso que se extendió por más de un año y que evidenció cómo los conflictos familiares pueden escalar hasta convertirse en tragedias irreparables.