La estructura, detectada por astrónomos civiles y científicos, sería el círculo de radio más distante y enigmático hallado hasta ahora.
Una inusual estructura espacial compuesta por dos enormes anillos fue detectada recientemente a 7.500 millones de años luz de la Tierra, convirtiéndose en uno de los fenómenos más extraños y fascinantes del universo.
El hallazgo, realizado con el radiotelescopio Low Frequency Array (LOFAR), fue posible gracias a la colaboración entre científicos y astrónomos civiles del proyecto RAD@home Astronomy Collaboratory, una comunidad que entrena a ciudadanos interesados en la investigación astronómica.
El objeto, bautizado como RAD J131346.9+500320, pertenece a la categoría de los llamados círculos de radio extraños (ORC, por sus siglas en inglés), estructuras gigantes de plasma magnetizado que pueden alcanzar hasta 20 veces el tamaño de la Vía Láctea. En este caso, se trata del primer círculo de radio de doble anillo descubierto por ciudadanos y el más distante conocido hasta la fecha.
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El doctor Ananda Hota, autor principal del estudio publicado en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, explicó que los ORC “son algunas de las estructuras cósmicas más hermosas y misteriosas jamás observadas, y pueden contener pistas sobre cómo evolucionan las galaxias y los agujeros negros”.
Según los expertos, estos anillos podrían haber sido generados por una gigantesca explosión o una onda de choque proveniente del agujero negro supermasivo de una galaxia central. El evento habría reactivado antiguas nubes de plasma magnetizado, iluminándolas nuevamente en forma de anillos visibles a través de ondas de radio.
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El doble anillo descubierto abarca casi un millón de años luz de diámetro, y su peculiar forma aparentemente cruzada podría deberse al ángulo desde el que se observa desde la Tierra.
Los investigadores destacan que este hallazgo no solo amplía los límites del conocimiento astronómico, sino que también resalta el valor de la ciencia ciudadana en los grandes descubrimientos del universo.
Telescopios de nueva generación, como el Square Kilometre Array (SKA), actualmente en construcción en Sudáfrica y Australia, permitirán observar con mayor detalle estos círculos cósmicos y ayudarán a desentrañar los secretos que aún guardan sobre la evolución de las galaxias y los agujeros negros.