Después de la lluvia que cayó en la noche del sábado, la ciudad despertó con un cielo despejado y el característico brillo del sol samario reflejándose sobre el mar.
Santa Marta amaneció este domingo con un panorama que mezcla la calma y el encanto natural que la distinguen. Tras el fuerte aguacero registrado en horas de la noche del sábado, el sol volvió a brillar con fuerza, iluminando la ciudad y secando las calles que horas antes estaban empapadas por la lluvia.
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En la bahía, las aguas lucen un poco turbias debido a la desembocadura del río Manzanares, que arrastra sedimentos hacia el mar después de las precipitaciones. Aun así, el oleaje se mantiene moderado, ideal para quienes aprovechan las primeras horas del día para caminar por la playa o simplemente contemplar el paisaje.
El contraste entre el cielo despejado, el mar revuelto y la brisa matutina deja una postal muy samaria: la ciudad que, incluso después de la lluvia, siempre encuentra la manera de brillar.