La ciudad amaneció este miércoles con una postal que resalta toda su belleza natural. La luna aún visible sobre el firmamento y un mar en calma marcaron las primeras horas del día, acompañadas por una temperatura cercana a los 28 grados y una sensación térmica agradable. La brisa marina, constante pero suave, anticipa una jornada mayormente soleada con leves posibilidades de nubosidad hacia el mediodía.

En la Sierra, el amanecer tuvo un matiz diferente. La neblina cubría parcialmente las montañas. Poco a poco, los primeros rayos del sol fueron disipando la bruma y revelando el verdor intenso de la vegetación. El clima se mantuvo fresco, con vientos suaves del este y un ambiente propicio para las actividades agrícolas y el turismo de naturaleza.

Así, entre el resplandor costero y la calma serrana, la Perla de América vive otro amanecer que combina la serenidad del mar con la majestuosidad de la montaña.