La mañana avanzaba como cualquier otra en la Ruta del Sol. El asfalto caliente, los camiones en tránsito constante y una familia que se movilizaba en motocicleta sin imaginar que el viaje terminaría en tragedia.

En el sector de Mamancana, al sur de Santa Marta, la vida de Karina Toncel se apagó en cuestión de segundos. Viajaba junto a su pareja, Luis Rangel, y sus dos pequeños hijos cuando, por causas que aún investiga la autoridad, la motocicleta perdió estabilidad y sus ocupantes terminaron sobre la vía.

El ruido de los frenos y los gritos rompieron la calma del lugar. Un camión cisterna que circulaba por el corredor no logró evitar el impacto. Karina quedó tendida en el pavimento y murió en el sitio, mientras su familia era auxiliada por quienes presenciaron la escena.

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Sus hijos, Luisiana, de cinco años, y Anthony, de apenas un año de nacido, fueron trasladados de urgencia a una clínica de Santa Marta. Hoy permanecen en la Unidad de Cuidados Intensivos, conectados a equipos médicos que intentan estabilizarlos. Su padre también resultó gravemente herido y recibe atención especializada.

En el lugar del accidente quedaron restos del vehículo, marcas de frenado y el silencio pesado que dejan las tragedias repentinas. Las autoridades realizaron el levantamiento correspondiente y avanzan en la investigación para establecer qué provocó el siniestro.

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Este hecho vuelve a recordar la fragilidad de la vida en las carreteras y el alto riesgo que enfrentan quienes se movilizan en motocicleta por vías de gran flujo vehicular. Una familia quedó marcada para siempre y dos niños hoy luchan por sobrevivir, mientras Santa Marta suma otra historia dolorosa escrita sobre el asfalto.