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Comparaciones irreales

Es cierto que el turismo ha crecido en los últimos años, pero no lo suficiente como para desplazar a la economía extractiva en sus proporciones dentro del PIB. Lo que ha sucedido es que, debido a una política del Gobierno, la explotación de minas y canteras ha visto reducida su capacidad y, en consecuencia, su aporte al país. Antes de la pandemia, el PIB de estas actividades promediaba $43 billones, mientras que en 2024 se redujo a $36,5 billones. Por su parte, el turismo pasó de aportar en promedio $30 billones al PIB antes de la pandemia a $37,8 billones en 2024. Comparaciones irreales como esta, además de no reflejar el verdadero potencial del turismo, plantean una disyuntiva que no debería estar en discusión.

El reto no debe ser que el turismo desplace a los hidrocarburos y a la minería por la debilidad de estos, debería ser porque su crecimiento es tan importante y relevante para el país que sobrepasa a los demás sectores mientras todos crecen. Colombia debería garantizar todos los recursos posibles de manera responsable para atender sus obligaciones y garantizar el crecimiento y la transición energética de forma sostenible.

El turismo crece por una dinámica propia, una inercia que viene de tiempo atrás, por los esfuerzos de administraciones pasadas y empresarios comprometidos que lograron poner a Colombia en el mapa. No es un asunto de hoy. Antes tuvimos que sobreponernos a severos conflictos armados y después mostrarle al mundo que Colombia volvió a ser un país seguro y viable (ahora comenzamos a sufrir una involución severa que podría afectar seriamente al turismo).

Tampoco es del todo cierto que el Gobierno haya centrado su interés y prioridad en el turismo, crecemos sí, pero a pesar de las falencias: seguimos con los mismos retos estructurales, inseguridad, infraestructura deficiente, escasa capacitación, informalidad galopante y poca sofisticación. Tampoco las comunidades cuentan con recursos para aprovechar plenamente su potencial y la digitalización sigue siendo limitada, lo que reduce la competitividad frente a otros destinos internacionales.

En el papel tenemos un Plan Sectorial de Turismo y en el aire tenemos el compromiso del Gobierno de hacer del turismo el nuevo petróleo, aunque en la práctica solo tenemos el derrumbamiento de una industria y el riesgo de perder los recursos que nos permitirían fortalecer el resto de la economía.

El turismo es un catalizador de transformación social y territorial porque es una de las industrias con mayor capacidad de creación de empleo (30 sectores se benefician de forma directa), promueve el reconocimiento y la valoración de la identidad cultural, es un catalizador para la sostenibilidad, las buenas prácticas, la equidad y la inclusión.

Un modelo turístico bien planificado debe garantizar la convivencia entre emprender, crear riqueza y cuidar los recursos, su crecimiento debe ir de la mano con la iniciativa privada, impulsando propuestas innovadoras, financiación, inversión productiva y una ejecución efectiva.

Presentar crecimiento con comparaciones irreales no es responsable y debilitar los sectores que generan mayor riqueza va en contra del desarrollo. Una política coherente debe enfocarse en gestionar la sostenibilidad y en crear sinergias, en lugar de desmantelarlas.

*Presidenta de AmCham Colombia y Aliadas


Es cierto que el turismo ha crecido en los últimos años, pero no lo suficiente como para desplazar a la economía extractiva en sus proporciones dentro del PIB. Lo que ha sucedido es que, debido a una política del Gobierno, la explotación de minas y canteras ha visto reducida su capacidad y, en consecuencia, su […]


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Fecha de Publicación: lunes, 3 de marzo del 2025


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