Un crimen a plena luz del día opacó la fiesta más emblemática del folclor colombiano. En medio de los homenajes al maestro Omar Geles y del bullicio del Festival Vallenato, Valledupar fue escenario de un asesinato que estremeció a sus habitantes.

El hecho ocurrió el pasado primero de mayo en el barrio Loperena, zona comercial del centro de la ciudad, cuando Luis Arturo Camargo Magdaniel, de 41 años, fue interceptado por un sicario mientras conversaba con varios conocidos. Sin mediar palabra, el agresor le disparó en repetidas ocasiones, acabando con su vida frente a varios testigos.

Camargo, oriundo del corregimiento de Machobayo en Riohacha (La Guajira), era conocido por su espíritu emprendedor y carácter sociable. No obstante, su historial judicial incluía una condena de más de 17 años por homicidio en 2012 y una investigación en 2007 por falsedad en documento público, relacionada con una red de tráfico de vehículos de alta gama.

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Pese a estos antecedentes, ‘Chengue’, como lo llamaban, había reconstruido su vida en el comercio tecnológico local. Al momento del ataque, se encontraba junto a un parqueadero de motos en un sector conocido por la venta de celulares.

Una cámara de seguridad captó el momento exacto del crimen: el sicario, vestido de negro, dispara varias veces antes de huir en una motocicleta conducida por su cómplice. Gracias a la rápida reacción de la comunidad, ambos sospechosos fueron capturados y entregados a las autoridades, junto con el arma homicida y el vehículo utilizado.

Los detenidos fueron identificados como Junior Andrés Báez, de 37 años, y Johnny José Amáis López, de 45. La Policía Metropolitana de Valledupar, en coordinación con la Fiscalía General de la Nación, adelanta las investigaciones para determinar los móviles del crimen. Aunque se presume un posible ajuste de cuentas, aún no se confirma si el asesinato está directamente vinculado con el pasado judicial de la víctima.