El Obispo de San Sebastián, Mons. Fernando Prado, ha rechazado la propuesta de grupos políticos de derribar la estatua dedicada al Sagrado Corazón situada en la cima del Monte Urgull desde hace 75 años.
En una carta titulada La memoria en el Corazón, el prelado ha defendido que, coincidiendo con el 75 aniversario de la creación de la diócesis y de la colocación del monumento, “es un momento propicio para reafirmar la presencia del Sagrado Corazón en nuestra ciudad y, al mismo tiempo, desde la fe, confiar la ciudad de San Sebastián y a todos sus habitantes a su cuidado y protección”.
En referencia a la propuesta de derribo del monumento a cargo de grupos políticos comunistas y nacionalistas, que alegan que se trata de una “exaltación del nacional-catolicismo franquista”, Mons. Prado ha expuesto que esa tesis es “difícil de probar desde el rigor histórico”.
El prelado recuerda que la génesis y la finalidad del monumento al Sagrado Corazón de Jesús en San Sebastián “responden a una motivación exclusivamente religiosa y popular, ajena a cualquier propaganda político-partidista”.
Le puede interesar: Obispo rechaza intento de derribar imagen del Sagrado Corazón en España
Origen y desarrollo histórico del monumento
Mons. Prado especifica en su misiva que el origen del monumento se remonta al año 1926, cuando se realizó en el territorio de la actual diócesis una campaña pastoral de entronización familiar del Sagrado Corazón en las casas motivada por la publicación en 1925 de la encíclica Quas Primas del Papa Pío XI sobre la realeza social de Cristo en la que se estableció la fiesta de Cristo Rey. “Pero la devoción al Sagrado Corazón y la idea de alzar un monumento en la ciudad venían de antes”, subraya el obispo.
Así, refiere que, en el siglo XVIII, dos jesuitas difundieron esta devoción “impulsando más de doscientas cofradías”, y desde entonces se conserva un retablo dedicado al Sagrado Corazón en la iglesia de Santa María del Coro. “La imagen es, probablemente, la más antigua del Sagrado Corazón de Jesús en toda la Península”, señala Mons. Prado.
Durante el gobierno pastoral de Mons. Zacarías Martínez Nuñez en la Diócesis de Vitoria (1922-1927), a la que pertenecía la actual circunscripción eclesiástica de San Sebastián, se impulsó de manera oficial el deseo de “erigir un monumento al Sagrado Corazón en el Monte Urgull”, como quedó reflejado en el Boletín diocesano.
Al despedirse de la diócesis para asumir el arzobispado de Santiago, Mons. Martínez escribió una sentida carta en la que animaba a que no se abandonara el proyecto de colocar esta imagen “entre el cielo, la tierra y el mar, para que atrajese las bendiciones de lo alto sobre los hijos de vuestro católico país”.
Con la llegada de la Segunda República Española (1931-1936), de marcado carácter anticristiano, el proyecto quedó paralizado. Pero en 1938, en plena Guerra Civil, “miembros de la Legión Católica y del movimiento internacional del Apostolado de la Oración de San Sebastián retomaron la urgencia de llevar adelante la idea de erigir el monumento y así se lo manifestaron a las autoridades eclesiásticas y civiles”.
Sin embargo, no fue hasta 1944 cuando Mons. Carmelo Ballester reimpulsó el proyecto que, insiste Mons Prado en su carta, “respondía al deseo de ofrecer un signo visible del amor del Corazón de Cristo a toda la provincia, en un tiempo que precisaba recuperar la normalidad tras años de conflicto fratricida”.
En 1945, el pleno del Ayuntamiento decidió por unanimidad aprobar la erección del monumento, convocándose un concurso de proyectos en 1947.
La bendición e inauguración se realizó el 19 de noviembre de 1950 con una Misa presidida por Mons. Jaime Font y Andreu, primer obispo de la recientemente creada Diócesis de San Sebastián. El presidente de la Diputación de Guipúzcoa, Avelino Elorriaga, consagró la provincia al Sagrado Corazón y el Papa Pío XII, envió un radio mensaje desde Roma que se pudo oír en toda la ciudad.
Tras este recorrido histórico, Mons. Prado reitera en la carta que se trata de “datos incontrovertibles” de los que se deducen tres conclusiones: se trata de un proyecto anterior al franquismo institucionalizado, la iniciativa nace de los creyentes y del pueblo y “el carácter no propagandístico y exclusivamente religioso de la propia ceremonia de inauguración nos indica claramente la naturaleza del monumento”.
“Por tanto, afirmar que el monumento al Sagrado Corazón del Monte Urgull es un monumento para la ‘exaltación franquista’ es una tesis que difícilmente se sostiene ante la historia de los hechos”, insiste el prelado.
En los últimos párrafos de su extensa misiva, Mons. Prado añade que “en el contexto actual, la remoción propuesta aludiendo a la Ley 20/2022 de Memoria Democrática corre el peligro de sustituir una labor de depuración de exaltaciones franquistas por la supresión de un patrimonio espiritual y cultural legítimo que, desde un sesgo ideológico, podría atentar contra la libertad religiosa de la numerosa comunidad católica”.
Al concluir, el prelado invita “a los donostiarras, sin excepción, a valorar este monumento como un verdadero símbolo vivo de esperanza”.