Durante el recorrido que realizamos por varios puntos de votación en Santa Marta, se evidencia un panorama que confirma lo que muchos anticipaban: estas elecciones atípicas registran un abstencionismo cercano al 70%, e incluso podría ser mayor, según las primeras observaciones en terreno.
Esta situación obedece, en parte, a que la jornada está destinada únicamente a elegir gobernador. A diferencia de las elecciones ordinarias, en esta ocasión no se vota para Concejo, Asamblea ni Juntas de Acción Comunal, lo que reduce significativamente el movimiento de electores. La participación depende casi por completo de la voluntad individual y no de estructuras políticas o compromisos previos, lo que explica la baja afluencia.

El comportamiento se repite en la mayoría de municipios del departamento, donde la asistencia a las urnas ha sido mínima. En Santa Marta, por ejemplo, se habilitaron 21 puestos de votación; sin embargo, la presencia de ciudadanos ha sido escasa en varios de ellos.
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En el puesto del Laura Vicuña, uno de los más grandes, se instalaron 17 mesas. Al llegar alrededor de las 8:00 de la mañana, constatamos que el ambiente era muy distinto al de unas elecciones ordinarias: filas cortas, poco movimiento y un flujo reducido de votantes.
La jornada avanza con normalidad, pero marcada por un claro desinterés ciudadano que podría traducirse en uno de los niveles de abstencionismo más altos registrados en el Magdalena para este tipo de elección.