Por tercer día consecutivo, los habitantes del barrio Bellavista en Santa Marta se levantaron entre malos olores, calles inundadas y una sensación de abandono institucional, debido al rebosamiento constante del sistema de alcantarillado. Lejos de ser un caso aislado, esta situación se repite en sectores como Pescaíto, el Mercado Público, el Centro Histórico y parte de la Avenida Santa Rita, lo que evidencia un problema estructural sin resolver.

Pese a las múltiples advertencias de la comunidad, la Empresa de Servicios Públicos Essmar, intervenida por la Superintendencia de Servicios Públicos, no ha ofrecido una solución de fondo ni un plan de contingencia que permita enfrentar estas emergencias recurrentes.

El deterioro de la Estación de Bombeo de Aguas Residuales (EBAR) Norte, donde dos de las tres bombas se encuentran fuera de servicio, es la causa directa del colapso, según lo admitió la propia administración distrital. Sin embargo, el impacto se está expandiendo por distintos sectores sin que haya un cronograma público de intervenciones o medidas de mitigación visibles en los barrios afectados.

Desde el Dadsa, la gerente Paola Gómez Bolaño confirmó el inicio de un proceso sancionatorio ambiental contra la Essmar por los reiterados vertimientos, pero aclaró que más allá de sanciones económicas, lo que se exige es un compromiso real con el manejo adecuado de las aguas residuales.

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