Con cada lluvia, el río Manzanares se convierte en un basurero, afectando la desembocadura y el mar Caribe.
A esta hora, el panorama que ofrecen las aguas del río Manzanares es verdaderamente lamentable. Toneladas de basura son arrastradas por la fuerte corriente hacia el mar Caribe, un espectáculo que se repite con cada lluvia y que evidencia el grave daño ambiental que se gesta desde hace décadas.
Los habitantes de la ronda hídrica han convertido al río en su basurero personal, y el impacto ya no puede ocultarse. Plásticos, ramas, desechos orgánicos y otros materiales forman remolinos en su paso hacia el mar, dejando una estela de contaminación que incluso alcanza el icónico Morro de Santa Marta.
Un par de garzas es lo único natural que aún se aprecia en este triste paisaje. Ellas observan desde la distancia cómo la madrevieja, que antes albergaba vida, ahora parece un desaguadero de basura.
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El Departamento Administrativo Distrital de Sostenibilidad Ambiental (Dadsa) informó recientemente que sembró 2.200 mangles en diferentes puntos, incluyendo la desembocadura del Manzanares. Pero, ¿qué pasará con ellos? ¿Formarán también parte de esta corriente de desechos?
Las campañas de limpieza y sensibilización ambiental no han dado los resultados esperados. Las elevadas sumas de dinero invertidas parecen haberse perdido en un problema que ya es crónico.
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La única alternativa viable para salvar al río Manzanares y de paso al mar Caribe es la recuperación total de su ronda hídrica.
¿Y las autoridades distritales y ambientales? ¿Para cuándo una solución real?