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“El día en que Mingueo estalló: la muerte del presunto agresor de Shelsy Michel”

La comunidad reaccionó con furia tras la muerte de la niña de tres años y el corregimiento vivió una jornada marcada por el dolor, el descontrol y la ausencia de autoridad.


Mingueo amaneció diferente. El nombre de Shelsy Michel, una niña de tres años cuya desaparición y muerte estremeció a La Guajira, se convirtió en el símbolo de una herida que todavía sangra. Su familia y el corregimiento entero salieron a buscarla aquella tarde, sin imaginar que pocas horas después todo el pueblo terminaría sumido en un estallido que nadie logró contener.

La tristeza se transformó rápidamente en indignación cuando la comunidad señaló a un joven del sector como presunto responsable del crimen. Lo que comenzó como un reclamo desesperado de justicia terminó convirtiéndose en un episodio de descontrol colectivo. Las autoridades intentaron intervenir, pero la tensión desbordada impidió cualquier reacción institucional. En medio del caos, el señalado murió a manos de la multitud.

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Más tarde, el secretario de Gobierno de Dibulla confirmó que la investigación apuntaba a un adolescente como sospechoso. Sin embargo, la reacción comunitaria fue mucho más rápida y contundente que cualquier proceso formal, un reflejo del profundo sentimiento de abandono que muchos habitantes aseguran vivir desde hace años.

“Cuando la gente siente que nadie la protege, pasan estas cosas”, dijo una líder comunitaria mientras la vía principal permanecía bloqueada por decenas de personas que exigían presencia del Estado.

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El caso dejó a Mingueo con un doble duelo: la muerte de Shelsy y la del joven señalado, dos vidas perdidas en menos de 24 horas, dos familias rotas y un pueblo que aún intenta entender cómo la tragedia se salió de control.

Mientras la Fiscalía y el ICBF continúan las investigaciones, en el corregimiento persiste una sensación amarga: la de haber actuado solos, sin acompañamiento real, y haber llegado a un punto de quiebre que nadie quiso, pero todos vieron venir.

Mingueo sigue en silencio. Un silencio pesado, hecho de dolor, conmoción y una pregunta que todavía duele: ¿en qué momento la desesperación pudo más que la justicia?


La comunidad reaccionó con furia tras la muerte de la niña de tres años y el corregimiento vivió una jornada marcada por el dolor, el descontrol y la ausencia de autoridad.


Autor: [email protected] (Karol Torres)

Fecha de Publicación: miércoles, 10 de diciembre del 2025


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