Las calles del tradicional barrio samario amanecieron cubiertas de lodo tras el fuerte aguacero del lunes, pero ni la lluvia ni el barro detuvieron la celebración religiosa.
Las intensas lluvias que azotaron a Santa Marta el lunes dejaron a su paso calles inundadas, lodo y viviendas afectadas en varios sectores de la ciudad. En el emblemático barrio Pescaíto, la escena fue particularmente impactante: sus calles amanecieron convertidas en verdaderos lodazales, justo el día en que decenas de niños se preparaban para recibir su primera comunión.
Foto: Derechos reservados/ELINFORMADOR
En medio del difícil panorama, una imagen captó la atención de los vecinos: una niña, vestida de blanco y cargada en hombros por un familiar, cruzaba una calle completamente encharcada para llegar a la iglesia del barrio. La escena simboliza la devoción y el esfuerzo de muchas familias que, pese a las condiciones climáticas, decidieron cumplir con el importante sacramento.
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Las ceremonias de primera comunión se llevaron a cabo en la iglesia de Pescaito, rodeada de calles cubiertas de barro y agua acumulada. Vecinos afirmaron que desde el fuerte aguacero del lunes, el sector no ha tenido un drenaje adecuado, lo que ha dificultado la movilidad y afectado las actividades cotidianas.
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Aun así, entre paraguas, zapatos embarrados y la ayuda solidaria de los vecinos, las familias llegaron puntuales al templo, demostrando que la fe de los samarios puede más que las inclemencias del tiempo.
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