Viernes 12 de Septiembre de 2025 – 4:06pmEl pasado 9 de septiembre, el fútbol colombiano vivió una noche que quedará marcada en los libros de historia. Luis Suárez, delantero del Sporting de Lisboa, firmó cuatro goles en la victoria 6-3 de Colombia sobre Venezuela en el Monumental de Maturín. Fue una exhibición memorable que reafirmó la clasificación de la Selección al Mundial 2026 y que colocó al samario en el Olimpo de los goleadores.
Pero detrás de esa hazaña hay una historia de lucha, cicatrices y sueños imposibles que comenzaron en las canchas de Santa Marta. Una historia que pocos conocen, contada en detalle por Valmiro Viana, gerente del club Versalles, donde Suárez encontró el impulso que necesitaba para convertirse en lo que es hoy.
Primeros pasos
“Luis Javier Suárez jugó desde niño, a la edad de 6 años, en Juventud Yacomelo con el profesor Clavillazo. Pasó después a Juventud Manzanares, también con Clavillazo, luego estuvo en Juventud Yacomelo con el profesor Julián Yacomelo. Más tarde en FDC, Forjador de Campeones. A los 12 años llegó al club de José Otero, exjugador de la Unión Magdalena”, recuerda Viana, en un repaso minucioso de sus primeros pasos.
En ese entonces, los torneos eran semestrales, lo que permitía cambios de equipo cada junio. “Luis tuvo un inconveniente con el profesor Otero y quedó sin equipo. El papá de un jugador nuestro, Nelson Iseda, nos avisó. Sabíamos ya del talento que tenía y buscamos un acercamiento con sus padres. Los dueños del Liceo Versalles le ofrecieron una beca del 100% para estudiar y jugar en el club. Así inició su trayectoria con nosotros en el segundo semestre de 2011”.
Primera prueba
La oportunidad no fue menor. Con apenas 14 años, Suárez participaba en el Torneo Nacional Sub-17 enfrentándose a rivales dos y tres años mayores. Aun así, se abrió espacio con su potencia, su pegada con ambas piernas y, sobre todo, su carácter. “Luis siempre fue un delantero de mucha potencia, pero lo que más ventaja le daba era la fuerza mental que tenía”, enfatiza Viana.
Esa fortaleza quedó puesta a prueba muy pronto. “A los 15 años, fue a hacer una chalaca, el central metió la cabeza y le fracturaron la frente. El neurocirujano dijo que no podía volver a jugar. Fue un golpe difícil, pero él se repuso. Lo llevé a Cartagena y la doctora me dijo que fracturas así solo las había visto en accidentes de moto contra postes. Y al mes, Luis ya estaba jugando otra vez”.
La lesión pudo haber acabado con su carrera antes de empezar, pero se convirtió en la prueba que lo forjó. “Él tenía un deseo enorme de sacar a su familia adelante. Decía que el estudio no era lo suyo, que él iba a lograrlo con el fútbol. Y siempre repetía: ‘Voy a jugar en Europa, voy a jugar en Champions, voy a jugar un Mundial con Colombia’”, relata Viana.
Mentalidad inquebrantable
No era solo palabra. En 2014, Suárez anotó 28 goles en 22 partidos del Torneo Nacional Sub-17. Sus cifras llamaron la atención de equipos como Envigado, Medellín, Valledupar, Junior y hasta del Cruzeiro de Brasil, donde estuvo a prueba 42 días y dejó huella con su carácter competitivo. “Luis fue un producto que se vendió él solo con su talento”, dice su formador.
Más allá del talento, su disciplina lo diferenciaba. “Cuando veía que un entrenamiento estaba desordenado, pedía un balón y entrenaba solo. Terminaba la práctica, se iba a descansar y a las 7:30 volvía a la cancha con su amigo Ronald Rada para seguir entrenando. Nunca tuvo límite”.
Su ambición era tan clara que hasta en los pequeños detalles dejaba ver sus metas. “Un día vio un Audi Q7 y me dijo: ‘Cuando juegue fútbol voy a tener plata para comprarte un carro y te lo voy a regalar’. Tenía esa convicción y esa fe de que iba a lograrlo. Había jugadores con más talento, pero no con esa mentalidad”, recuerda Viana.
La camiseta soñada
Hasta en su relación con la Selección mostraba esa firmeza. “Todos buscamos la camiseta de Colombia cuando juega la Selección. Luis nunca se puso una. Decía: ‘Me la voy a poner cuando yo juegue en la Selección’. Y cumplió. El día que la vistió por primera vez me dijo: ‘¿Te acuerdas que te lo decía? Hoy la tengo porque me la gané’”.
El destino le tenía reservadas pruebas aún más duras. El 1 de octubre de 2023 sufrió una fractura parcial de peroné. Pasó siete meses fuera de las canchas. Pero nunca se rindió. “Me decía: ‘Me voy a recuperar porque voy a volver a la Selección y estaré en el Mundial 2026’”, revela su formador.
Ese convencimiento quedó ratificado en Maturín. Viana, que lo vio crecer desde niño, vivió el partido con emoción indescriptible. “Rechacé una invitación de unos amigos para verlo tranquilo en mi casa con mi hermano y mi sobrino. Verlo hacer cuatro goles con la Selección fue emocionante, pero no era nada nuevo para quienes lo vimos meter de a tres, de a cuatro o de a cinco desde niño”.
Siempre cerca de casa
Hoy Suárez celebra en Europa y en la Selección, pero sigue siendo parte de Versalles. “Él nunca se ha desvinculado en comunicación con nosotros, constantemente nos estamos hablando y él está muy pendiente del desarrollo del club. La última vez que vino a Santa Marta fue en agosto de este año”.
La página que falta
La historia todavía no se cierra. Falta la página más grande: el Mundial. Y si algo ha demostrado Luis Suárez es que no hay fractura, suplencia ni obstáculo capaz de detener la fe de un muchacho que prometió que solo se pondría la camiseta de Colombia cuando se la ganara. Y lo cumplió.
Luis SuárezSelección Colombiaeliminatorias mundial 2026Versalles FCSanta MartaDeportesDesde su infancia en Santa Marta hasta marcar cuatro goles en Eliminatorias, Suárez hizo realidad su sueño.Visible: Síromanmedrano
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Fecha de Publicación: jueves, 11 de septiembre del 2025