“Estábamos viendo una película en familia cuando comenzó a lloviznar. Salí a la puerta y le dije a mi hija que llenara agua porque no teníamos, y fue en ese momento cuando todo pasó”, relató Carla, aún con el rostro lleno de preocupación. La fuerte corriente arrastró toneladas de escombros que destruyeron por completo su vivienda. “Alcancé a sacar a mis cuatro hijos, uno por uno, mientras mi esposo me los recibía afuera. El último casi queda atrapado. Puse mi mano en la pared para sostenerla, pero en segundos la casa se vino abajo”.

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Con lo poco que les quedaba reducido a escombros, la familia ahora enfrenta una situación crítica. Sin techo, sin alimentos, sin pertenencias y sin un lugar a dónde ir, Carla y su esposo se refugian temporalmente con vecinos solidarios, mientras buscan desesperadamente una solución.

“Nos quedamos con una mano atrás y otra adelante. Mis hijos no tienen nada, yo tampoco. No sé qué pedir, lo que puedan ayudarnos del corazón. No tenemos para dónde ir”, expresó con la voz entrecortada. Ella y su esposo, colombiano, llevan años en Santa Marta luchando por sacar a su familia adelante, pero la tormenta les arrebató hasta lo más básico.

Aunque se pronostican nuevas lluvias en las próximas horas, la familia de Carla no tiene claridad sobre qué hacer o a dónde acudir. “Dormimos anoche aquí mismo, en lo que quedó de la casa. Nos da pena seguir incomodando a otras personas. Estamos a la merced de Dios y de la bondad de los vecinos”.

Este caso refleja el drama de cientos de familias en Santa Marta, especialmente en los barrios del nororiente de la ciudad, que han visto sus viviendas y vidas devastadas por la fuerza de la naturaleza. Desde este medio, hacemos un llamado urgente a las autoridades y a los ciudadanos solidarios para brindar apoyo a quienes hoy lo han perdido todo.