Por fin tenemos a la mano un plan de paz para una situación que tiene justificadamente alarmado a todo el mundo. Se trata de lo que ha venido ocurriendo en la franja de Gaza.
Escuché los planteamientos del presidente Trump al explicar los 20 puntos que ofrece para buscar una salida pacífica y ojalá estable a la terrible situación que se vive en esa parte del mundo. Escuché también los planteamientos del Primer Ministro israelí y sus manifestaciones de pleno acuerdo con la propuesta del presidente Trump y, claro está, he escuchado las críticas inevitables a la propuesta.
Es que se trata de una crisis que genera posturas muy intransigentes de todos los lados y, por eso, aprecio el esfuerzo que hace el Mandatario de los Estados Unidos para superar esta terrible coyuntura y su propia oferta de presidir él mismo ‘La Junta de Paz ‘que ha planteado y la cual le tomará mucho tiempo, y ello es admirable porque no se trata de una persona que carezca de problemas muy complejos que debe resolver diariamente.
He apreciado mucho la columna del reconocido estudioso del tema, por tantos años, Thomas Friedman, en el New York Times, el 30 de septiembre pasado. Me ha parecido muy acertada, y por ello me tomo el trabajo de resumirla para mis lectores.
Friedman cita a un columnista bien enterado del tema, para decir que vale la pena intentar este plan y aplaudir a quienes lo diseñaron, aunque haya mil maneras en que unos y otros puedan sabotearlo.
Señala como principales arquitectos de esta propuesta a Jared Kushner, a Steve Wycoff, y al exprimer ministro británico Tony Blair. Afirma que sin su esfuerzo, esta iniciativa no habría nacido. Dice que se trata de una apuesta incierta, porque aunque es inédita en su creatividad, se enfrenta, son sus palabras, a un momento inédito en crueldad.
Reproduzco un párrafo, muy diciente, sobre la situación: “Los asesinatos indiscriminados del 7 de octubre, cuando Hamás masacró a israelíes frente a sus hijos y a sus hijos frente a sus padres, además de secuestrar bebés y ancianos, fueron respondidos por una represalia igualmente indiscriminada de un ejército israelí dispuesto a matar o mutilar a decenas de civiles palestinos-incluidos niños-con tal de eliminar a un combatiente de Hamás, mientras reducía a Gaza a escombros. Todo ello quizás logró lo que ninguna guerra árabe-israelí previa: que lo necesario alcanzar la paz, se vuelva imposible.”
“En una vida dedicada a cubrir ese conflicto, jamás lo había visto roto en tantos pedazos, cada uno empapado en más desconfianza y odio mutuo que nunca. Reunir esas piezas para aplicar un plan tan complejo -alto al fuego, retirada israelí gradual de Gaza, liberación de rehenes y prisioneros palestinos, y reconstrucción bajo supervisión internacional- será una tarea Herculea.”
Y para terminar, esta frase contundente: “los protagonistas, deben comprender que este es el último tren hacia un destino digno. El siguiente y todos los demás, irán sin paradas hacia las puertas del infierno.”
Esta columna, que muestra no solo un profundo conocimiento histórico sino de la realidad actual, merecería ser reproducida en su totalidad, no obstante su extensión, pero, repito, es lo más lúcido que he leído hasta ahora sobre este asunto tan complejo.
¿Y por qué Naciones Unidas tan ausente? ¿Acaso su razón de ser no es buscar la paz, prevenir conflictos y mantener la paz? Se entienden tantas críticas que se han formulado al respecto.
*Exministro de Estado