Por: Luis Guillermo Saumeth González

Redacción

EL INFORMADOR

Restan 145 días para que Santa Marta conmemore sus 500 años de fundación, una historia marcada por la resistencia de los pueblos indígenas desde sus orígenes. Este medio de comunicación habló con Arregoces Conchacala Zarabata, gobernador del Cabildo Kogui del Magdalena, La Guajira y el Cesar, y nos compartió su visión sobre esta fecha y la lucha por el territorio.

Para los Kogui, la conmemoración del quincentenario de Santa Marta no es motivo de celebración. Más que un hito histórico, representa la continuidad de una lucha por la preservación de su cultura y territorio. “Para nosotros no es solo 500 años, sino mucho antes. Seguimos resistiendo, bien o mal, con el Gobierno Nacional”, afirma Conchacala Zarabata.

Arregoces Conchacala Zarabata, gobernador del Cabildo Kogui del Magdalena, La Guajira y el Cesar.

La resistencia del pueblo indígena no solo ha sido en términos físicos, sino también culturales, “Algunos huyeron para conservar su identidad, otros fueron homogenizados, otros no permitieron que les impusieran una religión ajena. Seguimos defendiendo nuestra visión del mundo, nuestra forma de ver la humanidad y la naturaleza”, sostiene el gobernador Kogui.

Los pueblos indígenas han encontrado en la Constitución de 1991 un reconocimiento parcial de sus derechos, pero aún consideran que falta mucho por avanzar en su implementación. “Se nos reconocieron derechos, pero el desarrollo ha sido lento. Sin embargo, seguimos trabajando con nuestras organizaciones, el gobierno local y el nacional”, indica.

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El agua y la Sierra Nevada

Uno de los temas más sensibles para los Kogui es la crisis del agua en Santa Marta; mientras la ciudad enfrenta una creciente escasez, las autoridades han propuesto la posibilidad de tomar agua de los ríos que nacen en la Sierra Nevada. Ante esto, el líder indígena enfatiza la necesidad de estudios científicos antes de tomar decisiones.

“Podemos pensar rápido en una solución, pero se requiere un diagnóstico profundo, la ciencia nos dirá si es viable o no; también es fundamental que nosotros, como guardianes del territorio, participemos en esas decisiones”, recalca Conchacala Zarabata.

Para los Kogui, la Sierra Nevada no es solo un recurso, sino un ecosistema sagrado que debe protegerse, “cuando luchamos por el territorio, no es solo por los indígenas, sino por la humanidad entera, la Sierra Nevada es un pulmón de vida, y si no la protegemos, el daño será global”, advierte.

Línea Negra y la lucha por los territorios sagrados

El territorio Kogui, junto con los demás pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, está delimitado por la llamada ‘Línea Negra’, un espacio que consideran sagrado y esencial para su cosmovisión, la lucha por su recuperación ha sido constante y coordinada con el gobierno.

“Los cuatro pueblos de la Sierra hemos trabajado juntos para recuperar nuestros espacios sagrados; no compramos tierra por comprar, sino que adquirimos sitios sagrados con la voluntad de quienes los poseen”, explica el gobernador.

Aunque el proceso es lento, asegura que han logrado avances en coordinación con el gobierno nacional y local. “Ha habido voluntad, aunque con pasos lentos, pero lo importante es que seguimos recuperando espacios para regenerar los bosques y proteger el agua”, agrega.

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El mejor regalo para Santa Marta en sus 500 años

Cuando se le pregunta qué regalo le haría Santa Marta en este aniversario, Conchacala Zarabata no dudó en su respuesta: “un mayor respeto por los sitios sagrados y una mejor coordinación entre indígenas y la ciudad”.

“Antes de que existiera Colombia, estos lugares ya eran sagrados, Santa Marta tiene sitios ancestrales dentro de la ciudad, como Mamatoco, y sería un gran regalo para las futuras generaciones que se coordine mejor su manejo y preservación”, expresa.

El líder indígena también resalta la importancia de educar a la población sobre estos espacios y su significado. “Sería valioso que se capacite a la gente sobre los sitios sagrados, que las futuras generaciones los conozcan y aprendan a respetarlos, así se asegurará la sostenibilidad del territorio”, concluye.

A medida que Santa Marta llega a su quincuagésimo centenario, la visión de los pueblos indígenas resuena como un llamado a la reflexión. Más que una fecha de celebración, es un recordatorio de la responsabilidad compartida en la protección del territorio y la historia ancestral que lo habita.