En el sistema financiero, la seguridad no es solo un asunto técnico, es un pilar esencial sobre el que se construye la confianza del usuario y la estabilidad de nuestra economía. Hoy más que nunca, proteger la privacidad, los datos personales y la integridad de la información es una prioridad impostergable para el sector.
Las entidades financieras gestionan volúmenes masivos de información sensible, desde transacciones hasta historiales crediticios. Por eso, el compromiso del sector con la seguridad se refleja en cifras concretas: en 2024 se invirtieron más de 1,1 billones de pesos en seguridad digital, un crecimiento del 97% frente al año anterior. Este esfuerzo es parte de una visión estratégica que reconoce que la seguridad es un elemento fundamental para garantizar la confianza del usuario y la estabilidad del sistema financiero en su conjunto.
Desde Asobancaria se ha impulsado una agenda gremial estructurada en tres ejes: prevención, cooperación interinstitucional y adopción tecnológica. En prevención, se han implementado campañas de sensibilización en alianza con entidades públicas y privadas para fomentar prácticas seguras entre los usuarios. La ciberseguridad no depende solo de firewalls o algoritmos avanzados, sino también de una ciudadanía informada y responsable.
En cooperación interinstitucional, se han consolidado mesas de trabajo en distintas zonas del país, integrando actores del sector financiero, tecnológico y gubernamental. Esta articulación ha permitido dar respuestas más efectivas y oportunas ante amenazas cada vez más sofisticadas. Además, hemos participado en redes regionales para compartir buenas prácticas en la materia y fortalecer la capacidad de respuesta colectiva.
En el componente tecnológico, la adopción de mecanismos de autenticación biométrica ha elevado los estándares de verificación de identidad, reduciendo de manera significativa los riesgos asociados al fraude digital. Paralelamente, el Csirt financiero se ha fortalecido para mejorar la detección y gestión de incidentes cibernéticos.
Estos esfuerzos se traducen en resultados concretos y alentadores. Actualmente, el 99,9% de las transacciones se realizan sin quejas asociadas a fraude, reflejando un entorno cada vez más seguro para los usuarios. Modalidades tradicionales como el cambiazo y la clonación de tarjetas disminuyeron en un 11,5% y 55,4% entre 2023 y 2024, respectivamente. En el caso de las tarjetas de crédito, se ha registrado una reducción del 15,8% en las reclamaciones por fraude no presencial en lo corrido de 2025, gracias a la masificación de protocolos robustos como 3D Secure.
Incluso, en materia de delitos bancarios se evidencian avances: entre 2019 y 2024, el fleteo se redujo en un 26,5% y el taquillazo en un 62,5%. Aunque los delitos informáticos siguen siendo los más reportados, las denuncias entre enero y mayo de este año cayeron un 22,3 % frente al mismo periodo del año anterior.
Estos resultados confirman el compromiso del sector con la seguridad del ecosistema financiero. Sin embargo, persisten retos relevantes: robustecer la seguridad en sistemas de pagos inmediatos como Bre-B, fortalecer la educación y confianza del usuario, y consolidar la cooperación público-privada. Solo con inversión sostenida, innovación constante y trabajo conjunto se podrá blindar la confianza que sustenta el crecimiento económico y el bienestar de todos los colombianos.
*Presidente de Asobancaria