Miles de familias en Santa Marta ya se preparan para dar inicio a la temporada navideña, una época que tradicionalmente comienza con la celebración de la Noche de Velitas. Este día marca de manera oficial el arranque de las festividades decembrinas y, como es costumbre, las calles del Centro Histórico y del Mercado Público se llenan de vendedores que ofrecen todo tipo de artículos necesarios para vivir esta fecha con fervor y alegría.

Días antes del 7 de diciembre, es habitual encontrar en distintos sectores de la ciudad una amplia variedad de productos: desde las clásicas velitas de colores y faroles artesanales hasta sahumerios y elementos decorativos que acompañan este acto de fe tan arraigado en el corazón de los samarios.

Aunque la tradición ha evolucionado con el paso de los años, su esencia permanece intacta. Antiguamente, las velas se encendían en la madrugada como símbolo de devoción. Sin embargo, hoy en día muchas familias prefieren hacerlo al caer la tarde o en horas de la noche. Muchos aseguran que el cambio se debe a la fuerte brisa matutina que suele apagar las llamas, mientras que otros lo ven como una oportunidad para compartir más tiempo en familia bajo el ambiente festivo.

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El 7 de diciembre también se ha convertido en una fecha especial para que los barrios de Santa Marta enciendan de manera oficial su alumbrado navideño. Sectores como Manzanares mantienen viva su tradición y cada año sorprenden a los visitantes con coloridas decoraciones que iluminan sus calles y llenan de magia a la comunidad.

Otra costumbre que permanece en los hogares samarios es la compra de ropa nueva para los niños, quienes suelen estrenar ese día como parte del simbolismo que envuelve la celebración. Por eso, es común ver a las familias recorriendo supermercados y tiendas no solo en busca de velitas, sino también de las prendas que vestirán en esta fecha tan especial.

Más allá de las luces, la música y los encuentros familiares, la Noche de Velitas es una oportunidad para reafirmar la fe y transmitir a los más pequeños el sentido religioso de la celebración. Esta tradición se convierte en un momento para enseñarles devoción a la Virgen y para mantener vivas las creencias que han pasado de generación en generación.

En definitiva, esta fecha representa para Santa Marta un encuentro entre lo espiritual, lo familiar y lo cultural, donde la ciudad entera se une para dar la bienvenida al mes más festivo del año.