El futuro de la Sierra Nevada de Santa Marta dependerá de la capacidad institucional para frenar el turismo informal y salvaguardar uno de los patrimonios naturales y culturales más valiosos del país.

La Sierra Nevada de Santa Marta, uno de los ecosistemas más irremplazables del planeta, enfrenta una presión creciente por cuenta del turismo no regulado que avanza sobre territorios donde el ingreso está expresamente restringido.

Aunque el Parque Nacional Natural no tiene vocación ecoturística, y su manejo se rige por acuerdos previos con los pueblos indígenas que lo habitan y protegen, cada vez son más las empresas turísticas que promocionan recorridos ilegales en esta área protegida.

Este macizo montañoso, hogar ancestral de los pueblos Kogui, Wiwa, Iku (Arhuaco) y Kankuamo, es administrado bajo un modelo de gobernanza conjunta que prioriza la protección ambiental y el respeto por los sitios sagrados. Sin embargo, la proliferación de ofertas turísticas en plataformas digitales ha facilitado el acceso irregular a zonas primitivas e intangibles, como lagunas, páramos y glaciares, espacios de altísimo valor ecológico y espiritual.

TERRITORIO SIN VOCACIÓN TURÍSTICA

De acuerdo con información de Parques Nacionales Naturales de Colombia, la promoción de estas actividades ha aumentado en los últimos años, impulsada incluso por actores institucionales y privados. Esta situación no solo contraviene la normativa vigente del Parque, sino que desborda la capacidad de control de las autoridades y pone en riesgo el equilibrio ecológico, la seguridad de los visitantes y la integridad cultural de las comunidades indígenas.

El Parque Nacional Natural Sierra Nevada de Santa Marta cuenta con una extensión de más de 573 mil hectáreas distribuidas entre los departamentos de Magdalena, Cesar y La Guajira.

Su compleja topografía, diversidad climática y riqueza biológica lo han llevado a ser catalogado como el entorno natural más irremplazable del mundo.

ECOSISTEMAS EN RIESGO

Además de su valor ambiental, la Sierra cumple un papel estratégico en la regulación hídrica, ya que sus glaciares abastecen de agua a más de 2,5 millones de personas. No obstante, las incursiones humanas no autorizadas están generando impactos directos sobre estos ecosistemas frágiles, especialmente en zonas intangibles donde la intervención está prohibida.

Las autoridades y los pueblos indígenas han advertido que más de 27 empresas turísticas estarían ofreciendo recorridos ilegales que incluyen senderismo, deportes de aventura, etnoturismo e incluso ascensos a los picos nevados, actividades totalmente vetadas dentro del área protegida.

PELIGROS PARA LOS VISITANTES Y RESCATISTAS

A los impactos ambientales y culturales se suma un factor de alto riesgo: la seguridad.

La Sierra Nevada es, en gran parte, una zona de alta montaña, con accesos complejos que dificultan las labores de rescate. Caídas y problemas asociados a la altura son algunas de las emergencias más frecuentes, agravadas por la falta de preparación de quienes ingresan sin autorización. Marcel Reyes, experto en rescates de la Cruz Roja, ha advertido sobre la importancia de contar con seguros de rescate en las áreas donde el ecoturismo sí está permitido. Recalcó que, aunque en la Sierra Nevada el ecoturismo no está autorizado, los organismos de socorro deben actuar cuando se presentan emergencias, muchas veces con recursos limitados.

UN RESCATE QUE ENCENDIÓ ALERTAS

Un caso ocurrido en 2024 evidenció la gravedad de la situación. Un parapentista que ingresó sin permiso alcanzó zonas primitivas e intangibles del Parque, lo que obligó a desplegar un complejo operativo de rescate con apoyo de la Fuerza Aérea Colombiana. La operación incluyó vuelos de reconocimiento y un delicado descenso por una pared vertical de más de 300 metros.

El procedimiento debió ajustarse, además, a las decisiones de las autoridades indígenas del territorio. La comunidad arhuaca advirtió al equipo de rescate que no podía continuar sin autorización, debido al carácter sagrado del lugar. Tras un proceso de diálogo, fue posible avanzar gracias al acompañamiento de la comunidad de Mamankana y del mamo Gregorio, cuya guía fue determinante.

LUGARES SAGRADOS, ACCESO RESTRINGIDO

Los picos nevados de la Sierra Nevada de Santa Marta, conocidos como Gonawindúa, no solo son ecosistemas altamente vulnerables al cambio climático, sino también espacios sagrados donde, según la cosmovisión indígena, llegan los espíritus después de la muerte.

Por esta razón, su acceso está absolutamente restringido y reservado exclusivamente para los mamos en el desarrollo de prácticas culturales.

Este episodio reafirmó la importancia de respetar los Planes de Manejo de Parques Nacionales Naturales, construidos a partir del diálogo intercultural y orientados a la protección integral del territorio. En el caso de la Sierra Nevada, la norma es clara: no está abierta al ecoturismo y cualquier paquete turístico ofrecido en su interior es ilegal.