En el marco del Día Internacional de defensa del Manglar, se llevó a cabo una jornada de diálogo, reconocimiento y acción colectiva en el parador turístico de Puebloviejo, con el propósito de resaltar el valor territorial, ecológico, social y cultural que representan los manglares para la ecorregión Ciénaga Grande de Santa Marta y Sierra Nevada de Santa Marta.
El encuentro reunió a líderes comunitarios, sabedores ancestrales, representantes de comunidades indígenas Kogui y Arhuaco, consejos comunitarios afrocolombianos, juntas de acción comunal, jóvenes, mujeres, y actores locales e institucionales que trabajan por la conservación y la sostenibilidad ambiental.
Este espacio se centró en la visibilización de experiencias comunitarias en torno al ecosistema de manglar, resaltando las labores de restauración desde un enfoque intercultural.
A través de conversaciones y creación colectiva, se promovió el intercambio de saberes entre las comunidades que habitan y protegen este ecosistema estratégico, reconocido por su importancia para la seguridad alimentaria, la regulación climática y la identidad cultural de los pueblos que lo rodean.
Con una metodología basada en preguntas orientadoras, se generó un diálogo sobre el significado del manglar y la restauración de este tipo de ecosistemas.
Los participantes compartieron cómo ha sido su participación en procesos de restauración y reflexionaron sobre los retos que enfrentan, como la contaminación, la pérdida de cobertura vegetal y la falta de articulación institucional. El espacio permitió comprender las múltiples miradas que convergen en la defensa del territorio.
Posteriormente, en un acto simbólico de unidad y compromiso, se construyó un gran tejido colectivo que representó las conexiones entre personas, territorios y acciones por la restauración del manglar. Bajo la pregunta “¿A qué me comprometo para la conservación y restauración del manglar y con quién lo puedo desarrollar?”, cada participante tejió su compromiso, visibilizando alianzas y sueños compartidos.
Este evento reafirmó la necesidad de integrar los saberes tradicionales con las acciones técnicas de conservación, reconociendo que la restauración del manglar no solo implica recuperar árboles, sino también fortalecer el tejido social, revitalizar las memorias ancestrales y construir un futuro común donde el manglar siga siendo fuente de vida.