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El cuentero

Mientras los gobernadores esperaban cuatro largas horas a que el presidente se dignara a aparecer en la cumbre, lo único que recibieron fue un discurso de una hora y media repleto de teorías, promesas irrealizables y verdades a medias. No hubo soluciones, ni estrategias claras,solo más relatos fantasiosos.

Y es que Gustavo Petro se comporta más como un cuentero que como un presidente, más como un publicista que como un verdadero comandante en jefe. Si algo hay que reconocerle es su habilidad para la narrativa: es un genio de la comunicación, pero el problema es que sus historias son inverosímiles, contradictorias o, peor aún, simplemente falsas. Cómo olvidar su discurso en la ONU, donde aseguró que debíamos “expandir el virus de la vida por las estrellas del universo”. Mientras tanto, en Colombia hay masacres, asesinatos de defensores de derechos humanos y atentados terroristas como los ocurridos en Cúcuta y Popayán.

Su “Paz Total”, que supuestamente reduciría la violencia, ha tenido el efecto contrario: hoy, según la Defensoría del Pueblo, los grupos ilegales tienen influencia en el 73% del territorio nacional, es decir, en 809 municipios. La extorsión ha aumentado un 24%, el secuestro un 70% y los cultivos de coca ya superan las 300.000 hectáreas, desangrando al país.

Y qué decir de cuando habló de llevar vida a otros planetas. Como si este gobierno, incapaz de llevar progreso al Chocó, Putumayo y tantas otras regiones olvidadas, fuera a lograr algo en Marte. Está tan desconectado de la realidad que mientras las comunidades claman por soluciones, su respuesta es más fantasía, más promesas imposibles y más desvío de la atención.

En la cumbre de gobernadores tenía la oportunidad de demostrar liderazgo, pero lo único que hizo fue llegar tarde, hablar durante más de una hora sin decir nada y luego salir corriendo porque “tenía afán”. ¿Qué podía ser más importante que trabajar con los gobernadores para enfrentar la crisis de seguridad?

Si escuchamos a Petro sin contexto, podríamos pensar que Colombia está en camino a convertirse en una potencia mundial. Pero la realidad es otra: el país se deteriora, el orden público se desmorona y las instituciones están en crisis.

Los mandatarios locales lo esperaban para discutir problemas concretos, no para escuchar un monólogo sin soluciones. En lugar de discursos eternos, Petro debería estar sentado con los gobernadores en reuniones bilaterales, analizando estrategias, definiendo planes concretos y coordinando acciones con sus ministros. Al contrario, el presidente se pierde en incoherencias y disputas internas dentro de su propio gobierno. Como él mismo dijo: “Vale la pena ser presidente, pero tengo que decirlo, no para ser feliz. Qué episodio tan infeliz el que he vivido porque ante el sol salen los vampiros y se achicharran y sí que he visto vampiros achicharrándose” nadie le interesan las peleas de palacio; eso no soluciona los problemas del país.

Lo que Colombia necesita es un presidente que gobierne con resultados, que trabaje de la mano de los gobernadores y alcaldes, sin importar su ideología política. No se puede liderar un país con discursos ideológicos y excluyendo a quienes piensan diferente. El problema es que, en lugar de coordinar esfuerzos, todos los días hay más quejas de los mandatarios locales.Solo en Nariño, 54 alcaldes han denunciado la falta de apoyo del gobierno nacional, a pesar de que Petro ganó en el departamento con el 83% de los votos. Lo mismo ocurre en Chocó, donde el 81% de la población votó por él y hoy sus autoridades y comunidades claman, desesperadas, por acciones urgentes ante la crisis humanitaria y de seguridad.

Su estrategia ha sido la misma de siempre: cualquier crítica a su gobierno es catalogada como de “derecha”, como si eso le restara validez. Su maquinaria de bodegas pagadas con nuestros impuestos se encarga de repetir el discurso del marxismo radical, el odio hacia el empresariado y la narrativa de la lucha de clases, sin importar que esas políticas han llevado a la miseria a otros países.

Lo fundamental es que el Estado trabaje de manera articulada con la sociedad civil, la academia y la Iglesia, y que se haga presencia con resultados concretos. El gobierno hablaba de la “maqueta humanitaria”, pero esta nunca llegó a las regiones. Es claro que con la sola Fuerza Pública no se consolida un territorio, sino con la participación de todos los actores. Sin embargo, como bien lo dijo el ministro invisible de Defensa, Iván Velásquez, en este gobierno no es posible la articulación ni siquiera entre ellos mismos.

Si algo ha quedado claro es que a Petro le falta trabajar. No hay liderazgo, no hay estrategias, no hay gestión. Lo suyo es el show, la narrativa, el trino, el cuento eterno. Pero Colombia no necesita un cuentero. Necesita un presidente que gobierne.

*Exdirectora del ICBF


Mientras los gobernadores esperaban cuatro largas horas a que el presidente se dignara a aparecer en la cumbre, lo único que recibieron fue un discurso de una hora y media repleto de teorías, promesas irrealizables y verdades a medias. No hubo soluciones, ni estrategias claras,solo más relatos fantasiosos. Y es que Gustavo Petro se comporta […]


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Fecha de Publicación: lunes, 24 de febrero del 2025


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